di Estanislao Cantero
Pubblicato in: Verbo, núm. 585-586 (2020), pagg. 509-513
In memoriam
El 18 de enero de 2020 falleció en Piacenza Giovanni Cantoni. Había nacido en esa ciudad el 23 de septiembre de 1938, estaba casado con doña Sabina Rinaldi, era padre de cuatro hijos y abuelo de diecinueve nietos.
Conocí a Cantoni en los congresos del Office en Lausana en los primeros años setenta del siglo pasado. Cuando le traté realmente fue desde el año 1973, cuando uno de sus discípulos, Pasquale Casiraghi me invitó en Rho, los días 28 y 29 de junio de 1973, a un retiro religioso doctrinal de fin de curso, dirigido por Giovanni Cantoni para los miembros de Alleanza Cattolica. Allí quede impactado y muy entusiasmado con Cantoni que fue quien desarrolló el curso. En sucesivas charlas, para hacer frente a la Revolución imperante, desgranó los elementos necesarios para una reconstrucción social y política conforme al imperativo de instaurar todas las cosas en Cristo: la religión católica, el derecho natural, los cuerpos intermedios, la propiedad privada y la limitación del poder del Estado. Y como correspondía a un apostolado católico, misa y rosario diarios y adoración nocturna al Santísimo Sacramento. En aquella ocasión me alojó una noche en un pequeño estudio lleno de libros como el resto de su casa. Fiel a un antiguo dicho monástico, conforme al cual «una casa sin biblioteca es como una fortaleza sin armería», Cantoni podría abastecer a un ejército con los miles de volúmenes de su biblioteca.
Desde aquella fecha nuestra relación amistosa se acrecentó y durante la década de los noventa en mis viajes del mes de octubre, para asistir al congreso del Instituto Rosmini en Bolzano, solía recalar en Piacenza donde fui objeto de sus atenciones y de las de su esposa, ya fuera con una comida o con un largo café vespertino, según la hora de mi llegada a su casa. Su agudo análisis de la si- tuación italiana, tanto política como religiosa, constituía un rayo de luz entre tanta tiniebla. Pero no le recuerdo en absoluto pe- simista, sino con un gran esperanza y confianza, sabiendo que es Dios quien gobierna el mundo y que nuestras acciones han de ser consideradas con esa premisa. Tengo a la vista una de las últimas dedicatorias de los libros con los que me obsequió: «Para Estanislao, con la amistad de siempre».
Traduje para Verbo sus intervenciones en nuestros congresos a los que había sido invitado así como los demás artículos que le publicamos. En octubre de 1996 me invitó a Milán a dar una conferencia sobre «Las causas del alzamiento» en el congreso Dalla Rivoluzione d’Ottobre al crollo del Muro: ascesa, caduta e metamorfosi del socialcomunismo. Los últimos años, al dejar de ir a Italia y hasta la aparición de su enfermedad intercambiábamos mensajes en Navidad.
Cantoni armonizaba muchas facetas: intelectual, hombre de acción, organizador, consejero, analista político, forjador de hombres de carácter, animador cultural.
Autor sumamente prolijo con más de cuatrocientos escritos entre libros, opúsculos, ensayos y notas, como acredita la bibliografía recogida en el volumen que sus discípulos le ofrecieron con motivo de su setenta aniversario (A maggior gloria di Dio, anche sociale. Scritti in onore di Giovanni Cantoni nel suo settantesimo compleanno, Cantagalli, Siena, 2008). De entre ellos quiero destacar su ensayo de 1972, l’Italia tra Rivoluzione e Contro-Rivoluzione, en el que, además de caracterizar al fascismo, se denuncia la «fábula risorgimentale» y se defiende que la Insorgenza, que se produjo en toda Italia contra los franceses, fue la expresión de una «nacionalidad espontánea» preexistente a la unificación política que trajo el Risorgimento y que éste destruyó con el Estado unitario.
la lezione italiana, aparecida en 1980, en la que reunía algunos escritos de los años setenta, en la que analizó con todo rigor el compromiso histórico en que Italia se debatía aquellos años y el compromiso cultural liderados por Berlinguer, y llevó su crítica a la democracia cristiana italiana hasta propugnar su liquidación, con lo que Italia sería más católica y la oposición al comunismo más efectiva.
Su libro sobre los aspectos sociales del islam (2000) fue una obra importante, sobre todo teniendo en cuenta la fecha de su aparición, y sumamente esclarecedor al desmontar la versión «buenista» sobre el islam difundida en el mundo occidental.
Entre los libros que coordinó y dirigió, además de Magna Europa, este conjuntamente con el historiador Francesco Pappalardo, ideó y llevó a buen puerto un diccionario del pensamiento fuerte, del que solo hay que lamentar que apareciera un único volumen. Frente al pensamiento débil, Voci per un dizionario del pensiero forte (1977), estaba destinado a proporcionar elementos formativos e informativos de carácter doctrinal e histórico, a quienes se dediquen a la política. Estaba pensado en defensa de los más débiles, que ante el relativismo ético imperante, corren el riesgo de sucumbir ante el voluntarismo político que destruye los cimientos religiosos, morales y sociales.
Fundador y director de la editorial Cristianità y de la revista del mismo nombre, hoy bimestral dirigida por Marco Invernizzi, y de la cuatrimestral, desgraciadamente efímera pues sólo tuvo cinco números, aparecida al inicio de 1985, Quaderni di Cristianità. Fue director del IDIS, el Istituto per la Dottrina e l’Informazione Sociale, desde 1994 hasta 2008. Inspirador y animador de la creación en 1995 del ISIN, el Istituto per la Storia delle Insorgenze, que cinco años más tarde pasó a llamarse Istituto Storico dell’Insorgenza e per l’Identità Nazionali (ISIIN), dirigido por Oscar Sanguinetti, bajo cuyo patrocinio surgieron congresos y muchas publicaciones sobre una parte de la historia de Italia olvidada y la mayoría de las veces falseada, y que edita la revista «on line» Annali Italiani.
A finales de los años 60 del siglo pasado, tras «el 68», lideró a un pequeño grupo y fundó Alleanza Cattolica, asociación cultural de apostolado católico dirigida especialmente al estudio y la difusión de la doctrina social de la Iglesia y al fin último de la gloria de Dios. En la actualidad declarada por el obispo de Piacenza, Giovanni Ambrosio, como asociación privada de fieles conforme al Código de derecho canónico. Alleanza Cattólica fue la obra de su vida que dirigió con solicitud paternal hasta la aparición en 2013 del ictus que le impidió proseguir.
Tomó parcialmente elementos del método de Jean Ousset y sobre todo de Plinio Correa de Oliveira, sin llegar a ser en modo alguno una filial de la TFP, singularizándose por una metodología y una formación propia de la asociación. Con ello consiguió la formación de hombres que sean combatientes espirituales, capacitados para ejercer una oposición estructurada frente a la Revolución, con el propósito de restablecer la sociedad sobre las bases naturales y cristianas. Devoto de la Virgen de Fátima y de los ejercicios espirituales de San Ignacio, invitaba a sus militantes a su ejercicio periódico en la síntesis de los Cooperadores Parro- quiales de Cristo Rey.
Desde su fundación, Alleanza Cattolica se difundió por toda Italia, con sedes regionales y provinciales, habiendo contribuido a la formación de miles de simpatizantes y contando con varios centenares de militantes. Hoy, la escuela que formó en vida está en plena madurez (Sobre la actividad de la asociación hasta el comiendo del siglo XXI, el libro de Marco Invernizzi, Alleanza Cattolica dal Sessantotto alla nuova evangelizzazione, 2004).
Se puede decir con todo rigor que Cantoni ha sido uno de los italianos contemporáneos más importantes para el pensamiento tradicional y la actividad contrarrevolucionaria. Sin duda alguna pasará a la historia de ese pensamiento y de esa tradición.
Apreciaba a los autores contrarrevolucionarios, a comenzar por Joseph de Maistre y los italianos, a los españoles, cuyo pensamiento conocía bien, Donoso Cortés, Aparisi, Vázquez de Mella y especialmente a los contemporáneos Elías de Tejada, Gambra y Vallet, al brasileño Galvão de Sousa y difundió en Italia al colombiano Nicolás Gómez Dávila.
Amigo de esta casa y de nuestra obra, participó en algunas de nuestras reuniones de amigos de la Ciudad Católica y publicamos algunos de sus artículos. Al mismo tiempo, algunos artículos de Vallet, del dominico Victorino Rodríguez, de don Lucas García Borreguero, de Miguel Poradowsky, de Rafael Gambra o de quien escribe estas líneas, aparecieron en las publicaciones de las que fue director. Dimos cuenta del retiro de Rho, de la aparición de la revista Cristianità (Verbo, núm. 117-118, 1973) y de la aparición de Quaderni di Cristianità (Verbo, núm. 239-240, 1985).
La primera vez que Cantoni acudió a nuestros congresos fue el año 1985 en la XXIV Reunión (2 y 3 de noviembre de 1985, Bar- celona). En la tarde del día 2 explicó a los congresistas la obra desarrollada por Alleanza y por Cristianità (puede verse la noticia en la crónica del congreso por Agustín Losada Pescador, Verbo, núm. 239-240, 1985).
Después le invitamos a dar una conferencia en los congresos de 1987 y de 2001. En el primero (Barcelona, 10, 11 y 12 de octubre de 1987), desarrolló el tema «La contrarrevolución y las libertades» (se publicó en Verbo núm. 283-284, 1990). En el segundo (Barcelo- na, 2, 3 y 4 de noviembre de 2001) su exposición versó sobre «El mundo antes de Cristo» (se publicó en Verbo núm. 417-418, 2003).
Además publicamos en Verbo otros artículos suyos: «Plinio Corrêa de Oliveira, pensador contrarrevolucionario y teólogo de las diferencias sociales», (Verbo núm. 335-336, 1995); «Doctrina de la Iglesia, hipótesis evolucionista y teoría de la evolución», (Verbo, núm. 353-354, 1997); «El derrumbe de las ideologías: la política y el retorno a lo real», (Verbo núm. 365-366, 1998).
También dimos cuenta de algunos de los libros de los que fue autor o director: la lezione italiana, (Verbo, núm. 189-190, 1980), Aspetti in ombra della legge sociale dell’Islam (Verbo, núm. 389-390, 20009), Voci per un Dizionario del pensiero forte (Verbo, núm. 377-378, 1999) y Magna Europa (Verbo, núm. 457-458, 2007).
Cuando en el futuro se escriba la historia del laicado católico de Italia, Giovanni Cantoni aparecerá como uno de los más importantes de su época. Reciban su familia, sus discípulos y sus amigos, nuestro más sentido pésame, y con esperanza cristiana rezamos para que haya sido acogido en la Casa del Padre.
Estanislao Cantero